Ciudadano Kane


CIUDADANO KANE




Cuando se estrenó El Ciudadano en 1941, la crítica quedó deslumbrada por su estructura narrativa fracturada, los espectaculares saltos en el tiempo entre las escenas, los ángulos altos y bajos de la cámara, las tomas de acción en primer plano, medio plano y panorámico, y la banda sonora de Bernard Herrmann, que complementaba y comentaba la acción. The New York Times comentó entusiasmado que «podría ser la mejor película de Hollywood. El novelista John O’llara, que escribía en Newsweek, escribió que era la mejor película que había visto en su vida.

Pero si el estilo de Welles fue la gloría de El Ciudadano, el antihéroe de la película constituyó su desgracia. La película, coescrita por Welles y Herman J. Mankiewicz, explica el ascenso y caída del magnate ficticio del periodismo Charles Foster Kane, inspirado en el empresario de los medios de comunicación William Randolph Hearst (interpretado por Welles).


La trama gira en torno a los intentos de un periodista por encontrar el significado de la última palabra pronunciada por Kane antes de morir: «Rosebud». (Los periodistas la vieron pero el público no pudo apreciar la escena en la que se revela que Rosebud era un trineo de la infancia de Kane). Cuando los hombres de Hearst se enteraron, amenazaron a Hollywood con revelar los escándalos del mundo del cine. Louis B. Mayer, director de la MGM, se ofreció a comprar la película a la RKO y destruirla; la mayoría de los circuitos de salas cinematográficas se negaron a exhibirla. Pero la RKO se mantuvo firme.


El Ciudadano perdió dinero (al menos al principio), pero está reconocida mundialmente como una obra maestra y como la película estadounidense más influyente desde El nacimiento de una nación. El director francés François Truffaut dijo de ella: «Esta película es la que ha inspirado más vocaciones cinematográficas en todo el mundo».


   

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